miércoles, 3 de noviembre de 2010

Capítulo 6: Pienso, luego miento.

Dicen que los seres humanos podemos mentir, ya que a diferencia de cualquier otro ser viviente, razonamos.
Así, podríamos sazonar nuestra ensalada de mentiras con un tinte de asombro y maravillarnos por la capacidad única de los hombres.
Si, señores, el homo sapiens es un mentiroso porque piensa.
¿Y el impulso "verdadero", ese escupitajo de sinceridad sin reparar en las consecuencias podría ser entonces un acto estúpido?
No. Jamás diría eso, porque, para bien o para mal, mi estúpida bandera de la sinceridad todavía busca tierra honesta donde clavarse.
Y al que le guste bien, y al que no también.
Sin embargo, ¿siempre es buena la verdad? ¿Y qué cuando no suma y la mentira no daña a nadie? ¿Las "mentiritas blancas", polite, las que mantienen el manto de misterio, la ilusión, son esas tan malas?
Esas nos mantuvieron un 24 de Diciembre esperando a las 12, llenaron el agua del tarro para los camellos, y pusieron tu diente bajo la almohada. Esas te hicieron creer en algo más.
Hasta que un día, sin más, dejamos de creer.
Y cuando eso pasa, mejor dicho, cuando el tiempo pasa, pareciera que dedicaramos más tiempo a sospechar que a confiar. A mentir y temer, incluso de las mentiras blancas.
Sería injusto maldecir a todas las mentiras que dañaron a esta Idiota. Sería ya inútil maldecir a la Idiota que se las creyó.
Asique simplemente voy a maldecir el día que deje de creer y mi cerebro esté tan quemado que no pueda enunciar una mentira más.
Vos también deberías. Empezando ahora.
For example: No te juzgo, pero tu pasado de fiesta es too much information. Voy a empezar creyendo que no escuché eso. Y voy a mentir omitiendo que tengo un pasado idéntico.