"Una idiota se compone de sangre, sudor y lágrimas"
Aprendí a andar en bicicleta a los golpes, como si supiera de antemano que así aprendería el resto de mi vida.
Por eso, no fue extraño que una tarde, volviendo de la Colonia de Vacaciones, y jugando al Mortal Combat en la calle, una patada en la ingle me declarara Señorita.
No lo sabía. Y acusé al agresor de haberme hecho perder sangre por tremendo golpe.
"Ay, sos señorita", exclamó mi madre emocionada ante el bombachón de corazones manchadito.
Qué corno significaba eso, no lo sabía. Pero sospeché que no era nada bueno.
La cosa se puso mejor cuando entró mi papá a mi habitación, y me dijo "Bueno, ahora que sos Señorita, tenés que conocer tus nuevas responsabilidades". ¿Responsabilidades? ¡La puta madre! ¡Tengo 11 años!.
Tal vez a los 13-14 años se ponía bueno que te crezcan las lolas, si crecían.
Pero en plena infancia, sólo significaba una cosa: Quedarme afuera de la pileta con los piojosos.
Así, cambié el amor a la Colonia de vacaciones, por Impulse y mirar como una Idiota desarrollada al seductor de aquel entonces, un escuálido, de pelo super lacio que se hacía el reo.
Seguramente si hoy me lo cruzo, del pelo lacio queden 2 enormes entradas, y un pelo corto babita por atrás.
Pero 2 cosas no cambiaron: El reo siguió siendo sexy, y yo seguí tan idiota como siempre.
lunes, 19 de abril de 2010
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